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lunes, 19 de enero de 2015

Todo fue culpa mía. Cuéntale que eso es lo que sé hacer mejor... correr. He estado haciéndolo toda mi vida. Predico libertad y espontaneidad; sé mejor que nadie cómo atraer a la gente y lograr que confíen en mí. Es uno de mis pocos talentos. Y cuando los tengo prendados de mí, tan desvalidos como cuando Dios los trajo al mundo, corro. La verdad es que ansío tener seguridad y un lugar para quedarme, pero no puedo soportarlo cuando alguien me lo ofrece. No puedo manejar la responsabilidad. Castigo a las personas que confían en mí.

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