Preferiría regresar aquellos tiempos donde tú sonrisa y la mía cruzaban como el cielo y el mar, como la luna y las estrellas brillar en el cielo y poder volar.
Preferiría esos momentos donde podía ver sonreír a aquellos que quería y que en este momento..Tan distantes de mi piel, de todo eco de mi voz
Preferiría... esos amaneceres tan turbios entre cantos de aves y tan claros como cada centímetro de su ser
Prefería escuchar la risa de quien me quiso y sonreír como no lo hice, mirarlos a los ojos y poder ser feliz
Preferiría abrazarte a diario, mirarla a los ojos como el día de ayer, tan despacio y tranquilo como para vivir ahí ...
Preferiría ser parte de quien quiero y no ser olvidado por ser simple viento, desearía regresar un simple momento......
tinta y papel
miércoles, 23 de marzo de 2016
lunes, 19 de enero de 2015
Todo fue culpa mía. Cuéntale que eso es lo que sé hacer mejor... correr. He estado haciéndolo toda mi vida. Predico libertad y espontaneidad; sé mejor que nadie cómo atraer a la gente y lograr que confíen en mí. Es uno de mis pocos talentos. Y cuando los tengo prendados de mí, tan desvalidos como cuando Dios los trajo al mundo, corro. La verdad es que ansío tener seguridad y un lugar para quedarme, pero no puedo soportarlo cuando alguien me lo ofrece. No puedo manejar la responsabilidad. Castigo a las personas que confían en mí.
sábado, 17 de enero de 2015
Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.
Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).
Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.
Jaime Sabines
¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.
Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).
Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.
Jaime Sabines
viernes, 9 de enero de 2015
Y yo veía que todo estaba en sus ojos —otra vez ese mar—,
ese mal, esa peligrosa bondad,
ese crimen, ese profundo espíritu que todo lo sabe
y que ya ha adivinado que estoy con el amor hasta
los hombros,
hasta el alma y hasta los mustios labios.
Ya lo saben sus ojos y lo sabe el espléndido metal
de sus muslos,
ya lo saben las fotografías y las calles
y ya lo saben las palabras —y las palabras y las calles
y las fotografías
ya saben que lo saben y que ella y yo lo sabemos
y que hemos de morirnos toda la vida para no rompernos
el alma
y no llorar de amor.
-Éste es un amor, Efraín Huerta
jueves, 8 de enero de 2015
TEMÍA
Temía estar solo, hasta que aprendí a quererme a mi mismo.
Temía fracasar, hasta que me di cuenta que únicamente fracaso si no lo intento.
Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que me di cuenta de que de todos modos opinarían de mi.
Temía me rechazaran, hasta que entendí que debía tener fe en mi mismo.
Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer.
Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.
Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo.
Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia.
Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mi mismo.
Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día.
Temía al pasado, hasta que comprendí que no podía herirme más.
Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella.
Temía al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.
domingo, 4 de enero de 2015
Aún guardo una parte de él conmigo, como siempre y como nunca, ya que en realidad nadie posee nada, nadie pertenece a nadie.
Tengo la esperanza que retorne algún día, Mientras esperaré paciente.
Guardo su mirada en mi corazón, para recordarle con cada latido.
Se fue con la lluvia.
Y perdido en la inmensa oscuridad está él.
Y perdida en la inmensa oscuridad estoy yo.
- (F)
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